domingo, 18 de diciembre de 2016

POÉTICA DEL SÍ
Umberto Senegal

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Timbiquí. Taraira y Tibú. Tarazá  y Totoró. Guapí. Orito y Piamonte. Murindó, Sardinata, Río Viejo y Lloró. Para quienes caminar por atajos de las montañas o trasladarse por poblados de Colombia es cosmología de espiritualidad y júbilo, cotidiana religiosidad de los sentidos y poética metafísica del espíritu, acompañados por la presencia perenne de Basho, las contemplaciones de Thoreau y las descripciones de Nooteboom, el triunfador y fraterno del plebiscito abrirá puertas que se nos obstruían para encontrarnos con lugares del país donde la prevención imposibilitaba viajar. Rincones de extrema vulnerabilidad. Dabeiba y Lejanías. Mapiripán y Sipí. Barbacoas. Caruru y Cumaribo. Juradó y Bagadó. Segovia. La Macarena. Calamar. Miraflores y Mitú. De vulnerabilidad alta  o media alta. Comarcas que sobrellevaron embates de impetuosa violencia, asistirán, ahora, al reverdecer del turismo como no lo habían vivido durante décadas de abandono y pesadumbre. Una de las líneas de tiempo del postconflicto, llamada Plan de Choque o Victorias tempranas para la paz, según la denomina la Fundación Paz y Reconciliación, donde el pueblo comienza a distinguir algunos de los cambios, considero que será visible para todos en los espacios turísticos.  “No se trata de las transformaciones estructurales a mediano y largo plazo, pero sí de la creación de condiciones que las prefiguren y contribuyan a la indispensable construcción de un clima de confianza nacional e internacional sobre el proceso. En otras palabras, es una acción comunicativa en la que, aún no habiéndose desarrollado las transformaciones estructurales de fondo, la población logra percibir que algo ha cambiado y, de esta manera, construye esa expectativa favorable que acrecienta la legitimidad del proceso”, señala el sociólogo Ariel Fernando Ávila en su ensayo: Lo que hemos ganado. Coordinador del Observatorio de Conflicto Armado de la Corporación Nuevo Arco Iris, consultor de diferentes instituciones nacionales e internacionales. Cuenta con más de treinta publicaciones, producto de investigaciones en temas de conflictos armados internos y de baja intensidad, así como en seguridad urbana. Statitas Kalivas, teórico de los conflictos armados cuyos planteamientos deben estudiar quienes exigen sólidos argumentos sobre el tema, al mencionar las causas locales y regionales que afectan un país, nos muestra la influencia directa que implica esto sobre el aspecto social turístico. Son 281 municipios donde las FARC han hecho presencia. Y otros 300 con manifestación de economías ilegales. Dentro del proyecto Victorias tempranas, la creación de infraestructura local con vías terciarias y navegabilidad fluvial, será uno de tales componentes turísticos para colombianos y extranjeros que los visiten.  Optimista y polifónico Sí, en torno al cual tintinean prosodias, acentos y silabas de ríos, hondonadas, valles, montañas, alcores y serranías, con sus topográficos sortilegios de fauna y flora, entre cadencias de mapalé y bambuco y cumbia y joropo. Pasillos y vallenatos.
PAZ Y CISNE NEGRO
Umberto Senegal

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Sin metáforas de por medio, la sola estampa del sociable cisne bruno, como escapado de algún umbrío estanque vampírico, es atrayente: dúctiles cuellos. Purpúreos picos. Más insinuante aún, es la Teoría del Cisne Negro –eventos perturbadores con enormes secuelas inesperadas– concebida por el matemático, políglota ensayista y “Empirista escéptico”, Nassim Nicholas Taleb. Creador de actualizado discurso sobre la suerte, el azar, la incertidumbre y las probabilidades, hoy por hoy manejado por múltiples investigadores de la historia contemporánea, sobre el desarrollo no dialéctico de las sociedades. Aprovecho algunos de sus principios epistémicos para sostener, desde ellos, mi punto de vista sobre los diálogos de paz en Colombia que tanto hoy, como ayer y mañana, incontables y estólidos detractores y defensores tienen, tuvieron y tendrán en la prolongada escala de la información y desinformación, superficialidad de juicios y excitación argumentativa en contra o en favor. Normal para individuos cuya naturaleza condicionada les impele a permanecer en específica arista política o ideológica para contribuir, desde ahí, a salvar a Colombia de “los malos”. Ni guerreristas ni pacifistas: son salvacionistas. Con sus circunscritas manifestaciones, ninguno de ellos me emociona. Ambas corrientes están bajo las leyes del azar explicadas en la Teoría del Cisne Negro, definida por Taleb como “un hecho improbable, impredecible y de consecuencias imprevisibles”. Los diálogos lo han sido. Sus secuelas lo serán más todavía, contra todo pronóstico de aquellos y estos. Sin ceñirse a expectativas de izquierda o derecha, Colombia no se va a desmoronar porque se logre la paz y los exguerrilleros se conviertan en fuente de cambios sociales, pero tampoco continuará como la han conducido sus obtusos dirigentes, dándole continuidad a confrontaciones que tanto desean muchos. No un Cisne Negro. Una bandada, la presiento en la medida que se establezcan acuerdos entre guerrilla y gobierno, reventando prejuicios en los espectadores del patético cortometraje. Cisnes Negros sobrevuelan  por las expectativas del pueblo colombiano. “Eventos extraños”, según Nassim, “no circunscritos en el campo de expectativas normales y lógicas de la historia”. Uno de los elementos del Cisne Negro, conlleva siempre a un impacto extremo. Tal teoría –mientras no asomen cisnes verdes o rojos que enmarañen el discurrir de la historia– señala que no se puede afirmar algo universal a partir de datos particulares de la experiencia, que es cuanto exponen guerreristas y pacifistas. Escribió Chesterton: “En el mundo moderno existe, quizás por primera vez en la historia, una clase de gente cuyo interés radica no en que las cosas sucedan bien o mal, próspera o adversamente, en provecho de este partido o en provecho de aquel otro, sino que consiste simplemente en que ocurran cosas”. Por cuanto me concierne, bajo la sombra de un yarumo observo el vuelo de las demás aves.
 OCURREN MARIPOSAS DEL CINABRIO
Umberto Senegal

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Domingo por la mañana. Ocurre algo como esto: el húmedo azul de las colinas, hace más benévolo el ardor del matutino sol, intensificando el silencio del campo. Camino solo, por senderos del Cinabrio, vereda de Pijao, población quindiana del sosiego. Primer pueblo latinoamericano afiliado a la red mundial de ciudades sin prisa. ¿Dije solo? Desde su libro Vida de poeta, me acompaña Robert Walser: “¿Le parecen sospechosos el placer de viajar a pie y algo tan bellamente unido a él como es el amor a la naturaleza?”. Desinvolucrado de los torcijones políticos que abruman mi departamento; sintiendo más allá de las palabras la magnificencia del paisaje; abrigado por la luz del amanecer; con los tornasoles cordilleranos transfigurándose en verdes veroneses o jades y verdes chartreuse y esmeraldas, fenómeno visual de nuestras montañas, el prodigio con las mariposas del Cinabrio puede sucederme en cualquier vereda quindiana. Irrumpe una mariposa amarilla, con manchas azules. No sabes de dónde salió ni cómo te encontró. Comienza a seguirte. Vuela a tu lado haciendo círculos alrededor de ti. Caminas como si no la hubieras visto, atento a su rutilante aspecto. Te desentiendes de ella, no  por displicencia, sino para evitar ahuyentarla. Para que siga contigo. Y ocurre algo como esto: metros más adelante, surgen cuatro mariposas de idéntica variedad, menores  y mayores. No imaginas de dónde pueden venir. Germinan del aire. O de la luz. O de la fragancia de los naranjos cercanos. Como orientándote hacia un sitio específico. Ocurre algo como esto: tales danzarinas etéreas que vienen contigo desde un kilómetro atrás, sin apartarse, son un milagro del paisaje en Pijao. Ya no puedes pensar en coincidencias. Danzan para mí. Me ofrecen su presencia. Por escéptico que seas, no puedes negarlo.  Y ocurre algo como esto: tu júbilo, sus colores y su vuelo. Perciben que caminas sin prisa. Te detienes. Susurras algo a las mariposas. Hay que hablarles. Entonarles un prolongado sonido silábico. Expresarle al paisaje de Pijao tu admiración, porque es un acto chamánico que te concede el camino de la solitaria vereda. Cinco mariposas que no se desvían con las corrientes de aire a tramos. Ocurre algo como esto: las mariposas, luego de acompañarme durante veintitrés minutos y escuchar mi voz, se alejan, volando juntas en la misma dirección. Mis mariposas del Cinabrio. Nabokov hubiese atrapado alguna, para darle su nombre como lo hizo con otra. El lenguaje y las palabras aladas del paisaje en Pijao, a quienes lleguen sin prisa, les revelarán secretos del paisaje. Ocurre algo como esto: desde un potrero cercano, un campesino levanta el brazo y me saluda en silencio. Le hubiera llamado Basho. Thoreau. Krishnamurti. Francisco de Asís. Walser. Pero solo musito: “¡Nooteboom! ¿Nooteboom?”.


NAVEGANDO EL POEMAR
Umberto Senegal

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Desde cuando por beberme Altazor, la embriaguez del lenguaje con sus símbolos poéticos cascadeando desde el creacionismo huidobriano removió mis conceptos de poesía, verso, ritmo y metáfora; desde cuando ese apocalipsis verbal sucedió y resido en la paradójica belleza de toda clase de distorsiones lingüísticas, nómada por el “montazonte del horitaña” y el canto de las “golonrimas”, no había descubierto en mis lecturas otro reto al lenguaje poético, simbiosis de historia, ficción, creatividad y música, como el maremoto lingüístico oleando poemas, versos, párrafos, cadencias, consonancias y euritmias, -erudita información histórica y mitológica-, banquete oceánico de magistral poesía, de la magnitud  -¡marnitud!- del libro PoeMar (2004) del narrador mejicano Fernando del Paso. A este autor lo había leído en sus descomunales novelas José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio. Pero desconocía sus poemas. Decantado encanto del canto neobarroco, en la poesía latinoamericana del siglo XX, cuya estructura fricciona las ideas de Kristeva sobre el enunciado poético pleno de pulsiones, sentimientos y corporalidad no a través de significados del texto sino mediante la articulación del espacio semiótico. Para tan refiletrado legatario de Lezama, su neobarroquismo poético es reacción estética contra poéticas basadas en la lengua coloquial con fines políticos. Siempre que lo releo a solas, o  cuando con personas atentas exalto algunos de sus textos, me empoemo y me empalabro. Me enluno y me ensolo. Me palabranto y encantilo con el arterial fuego de sus versos. Si existe un libro superior donde al mar, como rito del grito, se le haya escrito, descrito y reescrito, caracol por caracol, espuma por espuma, ola tras ola y gota por gota hendido y navegado, flotado y zarpado y atravesado por el poema, sobrevolado por versos y estrofas de heterogéneas medidas fusionando historia, literatura y mitología de manera exhaustiva, según lo hace del Paso en esta obra; si algún poeta pretérito o contemporáneo, con el mar por trama y drama y rama como personaje, realidad  o alegoría, ha sido capaz de ahondar razones del cuerpo, la esencia y la conciencia del mar según las fragua Fernando en esta oceánica epopeya de agua salada, transfigurada en lírica miel, hágamelo saber para embarcarme, ya no en la balsa de sándalo y ébano con la cual navego por esta obra, sino en la galera que condujo a Ulises hasta Ítaca, en su regreso. Y reposar entonces en ese espacio donde, para mí, solo existen las palabras de la poesía. El embrujo de estos universos que encuentro cuando mi espíritu, frente a las asperezas del hombre y la sociedad actuales, se refugia en el lenguaje poético: “Para cantarle al mar, me descerebro,/ me despeño en mí mismo y me celebro,/me araño los deseos y me ofrendo”, dice Fernando.


POETA EN NUEVA YORK
Umberto Senegal

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Poeta en Nueva York. Leerlo a las tres de la madrugada mientras una obstinada llovizna de melancolía acompaña las miradas del perro a nuestro lado. Con miedos taciturnos que ignoramos de dónde vienen, si del cuerpo removiéndose entre los objetos y el vacío o de la conciencia alerta en otros niveles de conocimiento y poesía. Hablar con sus metáforas para no afrontar personales interrogantes a la vida y la muerte. Poesía y poema son silogismos de las verdades que florecen en cada verso de este libro. Miedo y agonía al reconocernos carne y pensamiento extinguiéndose sin consuelo. Evaporándonos mientras nos aferramos a la música. O a la múltiple repetición del mantra misericordioso para prolongar una hebra de alegría o un instante de éxtasis. La poesía como refugio cuando la oración no alcanza. No es igual releerlo en la madurez. El lenguaje de Lorca y sus ansiedades, humana belleza de sus imágenes y ritmos, los colores y contexturas lingüísticas de sus metáforas, nos tienden puentes de palabras para divagar con la incierta eternidad. Esta Nueva York de sus poemas, que se encumbra y desploma, se pulveriza y se reconstruye desde la agonía hasta el amor y desde la certeza del desamparo hasta incertidumbres de la vida, bien puede representar una amorfa megápolis o un individuo. No sugiero leerlo de noche. Ni en la madrugada. Con aguacero de fondo, mucho menos. Lorca no es el mismo cuando en el parque de Pijao leemos su libro bajo el sol de la mañana: “…yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,/ pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado”.  ¿Hay nombres para recoger en la racionalidad de nuestro excelso castellano, sus visiones en los poemas de este libro? Qué torrentes de universos en alfileres blancos, en una gota de sudor sobre la piel de un negro. Cuando pensamos que la metáfora termina y el poeta soñó cuanto tenía para crear con la palabra, brotan flores de prodigiosos peldaños hacia realidades solo perceptibles desde  la imagen lorquiana. ¿Hay quién se llame poeta sin haber leído este libro? Manual de salvación para no confiar en nirvanas ni cielos situados más allá de las palabras. Si no lo has leído, excelente. Quédate con tu pedestre rutina  y deja que la poesía fluya y se evapore, exhalación de rocío, ola y océano, en los sentidos y el ser de otra gente. Esa Nueva York de Lorca es la ciudad que se eleva desde tus dedos, por tu cintura y tu cabeza, hacia los horarios de trabajo y los gestos que vistes a diario para sobrevivir. De Ana Belén, Enrique Morente o Leonard Cohen, podrías escuchar, musicalizado, el surreal poema Pequeño vals vienés.
BEBAMOS CAFÉ,  CON  DARWISH
Umberto Senegal

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¿Café árabe? Calienta el agua. Baja el fuego. Añade el café y deja a fuego lento. Cuando comience a hervir espera varios minutos y, después, retira del fuego. Deja asentar el café unos minutos. Luego añade las especias. Vuelve a poner al fuego y deja que hierva unos minutos más. Si dispones de una Dallah, vierte el café en ella para servir. Sirve poco, menos de la mitad de la taza. El poeta palestino Mahmud Darwish, en su libro autobiográfico Memoria para el olvido (1982), presenta conmovedoras páginas: por lo poéticas: por lo heridas: por lo desamparadas, sobre su cotidiano rito de beber café, interrumpido por los bombardeos descuartizando a Beirut en aquel momento. Agrégale cardamomo, jengibre, clavo o azafrán. Diferente al nuestro en su olor, fragancia  y color. Mahmud se impacienta por prepararse un café antes de morir bajo la ofensiva de los Kfir israelíes. “Quiero una tregua de cinco minutos para el café”. Sus reflexiones existenciales sobre este, abarcan varias páginas del sombrío testimonio describiendo el ataque israelí a Beirut durante la Operación Sheleg, cuyo objetivo era demoler la infraestructura y bases de la OLP en el sur del Líbano. Es la más ecuménica elegía al café, en prosa poética, que escritor alguno haya publicado sobre tal bebida: anhelo de preparar y beberse un café mientras la muerte asedia.  “Voy a impregnarme de su olor ahora, al menos para no sentirme como un borrego, para vivir un día más o morir de una vez, pero envuelto en el aroma del café”. Una década atrás, incluyó en su libro Amarte o no amarte, el majestuoso poema Sirhán toma café en una cafetería, exteriorizando su ostensible pasión por tal bebida.  Mahmud lo recitaba de memoria. Quien lea el citado libro, no tomará café como lo hacía antes: algo le hará crujir su corazón. “Quiero sentir el aroma del café. Solo eso. Solo quiero el aroma del café. El aroma del café para controlarme, para erguirme, para dejar de arrastrarme y ser”. Entre misil y misil, Darwish abre una tregua de vida en el café “porque el café, la primera taza de café, es espejo de la mano. Y la mano que lo prepara revela el carácter del alma que le infunde el movimiento”. Monólogo con el pavor. Cuadros de guerra. Miradas desgarradoras para recordarle al mundo qué perpetraron, esos días, unos hombres contra Beirut. Contra los refugiados palestinos. “El café es geografía”, atestigua el poeta. Esta memoria para olvidos no permitidos, induce a encontrarnos con una de las mayores voces poéticas del siglo XX: Mahmud Darwish, el lenguaje más vivo, trascendente y humano de la poética árabe actual. “La poesía debería ser un himno a la gloria de la vida”, sostuvo siempre Mahmud.



EL TERRORISMO NUESTRO DE CADA DÍA…
Umberto Senegal

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"¿Se dan cuenta de lo que han hecho?", preguntó acongojado Vladímir Putin, durante su discurso ante la ONU, como invocando el pensamiento nietzscheano de que los mejores ya no son capaces de involucrarse  plenamente, mientras los peores se entregan al brutal fanatismo racista, sexista y religioso. El fracasado modelo militar de Washington, con su alianza de 59 países luchando infructuosos contra el grupo terrorista que parece tenerlos en jaque a todos, menos a Rusia, es prueba de ello. El papa Francisco asegura que estos ataques terroristas son parte de la tercera guerra mundial, fraccionada en disyuntivas, masacres y destrucciones por el planeta. Culpable directo, USA, “involucrada en más áreas del mundo, en más asuntos y con más socios que en cualquier otro momento de su historia”, según  John Kerry, secretario de Estado de Norteamérica. Este suceso sádico fue preanunciado. Jonathan-Simon Sellem, especificó: “El viernes por la mañana, funcionarios de seguridad de la comunidad judía francesa, fueron informados de la posibilidad muy real de un gran ataque terrorista en el país”. “Cuanto sucede hoy en Francia, ha ocurrido en Israel durante los últimos 20 años”, aseveró Sellem mientras Bashar al Assad, presidente sirio, observó a su vez: “Francia conoció ayer cuanto vivimos en Siria desde hace cinco años”. Bataclan es propiedad de un judío, patrocinador financiero de las fuerzas de defensa del régimen israelí en territorios ocupados. El ministro de Relaciones Exteriores iraquí, explicó que su país recibió información de que Francia, Estados Unidos e Irán, serían próximos objetivos del terrorismo. La analista económica Liliya Khusainova, refiriéndose a USA, escribió: “Su compromiso de erradicar el mal se transforma irónicamente en la consolidación del Estado Islámico: captura de nuevos territorios ricos en reservas, en la creación de su propio sistema financiero, en la introducción de su propia moneda hasta la instauración de su Banco Central, recursos necesarios para realizar ataques atroces”. En Twitter, Estado Islámico especificó las capitales mundiales donde desencadenarán ataques semejantes o peores: Londres, Washington y Roma. "La coalición política internacional que está combatiendo hoy en día contra el Estado Islámico, no ha sido efectiva por producto también de las propias inconsecuencias que ha habido en la estrategia geopolítica y en buscar más enemigos en otros lados", afirma Khusainova. Es el mundo invivible del cual habla el nonagenario filósofo Alain Touraine, experto en sociología del trabajo, conocido por libros como Crítica de la modernidad y ¿Qué es la democracia?: “Estamos en un mundo en el cual la única relación que existe es amigo (gente como yo)-enemigo (el otro). Es un mundo de enemigos y al enemigo lo mato. Es decir, un mundo invivible. El mundo de la guerra pura, lo social reducido a la guerra entre sociedades y culturas”… USA, dádnoslo hoy. 

Publicaciones en la Crónica del Quindío

HAIKU DO, EN VICTORIA EUGENIA GÓMEZ
Umberto Senegal

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La corporeidad literaria del haiku no es solo de carácter sensual, sino espiritual. Seres humanos, animales, la naturaleza con sus signos y cualquier objeto que observemos reverentes, abren la percepción del haijin a revelaciones de un nivel de conciencia privilegiada.  “Cuando las puertas de la percepción están limpias, todo se ve tal como es: infinito y eterno”, afirmó Blake. Intuición suya aplicable a la escritora cartagüeña Victoria Eugenia Gómez quien, con sosegada modestia aflorándole al escribir sus 68 visuales haikus, enuncia en ellos con poética magistralidad cuanto desde la infinitud genera su permeable asombro vital. Por su persistencia formal en el género, es la más notable poetisa de haiku femenino en Colombia. Durante varios lustros, con prudente entusiasmo, he presenciado su proceso de compenetración con tal estrofa. Aunque heterodoxa en su tratamiento, reconoce la necesidad estética y temática de algunos principios ancestrales del haiku. Y los emplea con naturalidad. “Todo haijin debe comenzar su camino asumiendo que la finalidad de este quehacer que ahora emprende, es llegar a armonizarse con la naturaleza”, señala el experto Vicente Haya. Victoria Eugenia carece de aquellos funestos yoes deletéreos para quienes garabateamos prosa o poesía. Siempre silenciosa. Sin arrogantes posturas intelectuales, al lado del haijin Fernando López ha hecho un inteligente recorrido por el género.  Espectadora activa de la belleza humilde, compartiendo espacios y teorías con escritores nacionales e internacionales del género, la suya no es cómoda curiosidad por escribir tal tipo de poesía según sucede con tantos que perciben, transitorios, los sentidos taoístas o zen y la nuclear fuerza estética del haiku. Su primer libro es ejemplo concreto de haiku Do. Desarrollo y madurez de su particular escritura de dicha forma literaria, no como cerebral ejercicio literario sino como facultad interior de diálogo con el mundo, por el estilo de Sonome, Shushiki, Sute-jo. En particular, manteniendo la línea expresiva de Hoshino Tatsuko (siglo XX), fundadora de una divulgada revista de haiku, exclusiva para mujeres. Lunajera (Rompesilencios Ediciones. Cartago, 2012) es vocablo creado por la autora, con íntimos significados encubiertos por la alusiva imagen de la luna. Prologado por el ensayista, poeta, traductor y estudioso del haiku universal, David Lanoue: “Ella percibe las cosas cotidianas que la mayoría de nosotros ignoramos”. Victoria Eugenia, Primera Dama del haiku en Colombia. Escrita sin apetencias literarias pero con la certeza de quien experimenta satori poético donde los demás solo advierten lo obvio, su obra acrisolada ocupa, dentro de la poética del haiku en español, un lugar de antología entre mujeres que lo han escrito en Colombia e Hispanoamérica. Escritora que nada espera de sus haikus, cristalinos espejos capaces de reflejar otros entornos del mundo visible. “¡Cuántas garzas!/ Solo dos flores/ en el urupán”. 
TRUENO ROBADO. HAIKUS
Umberto Senegal

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“La brevedad del haiku no es formal; el haiku no es un pensamiento rico reducido a una forma breve sino a un acontecimiento breve que encuentra de golpe su forma justa”, enuncia Roland Barthes en un ensayo substancial sobre la exención del sentido del haiku que, desde su privativo tratamiento del género, el poeta dominicano Alexis Gómez Rosa, introductor del haiku en República Dominicana, refrenda mediante 84 modernos haikus de su libro Trueno robado (2013).  Gómez, entre estrofas y temas modernos cercanos al senryû y al zappai, perpetúa en la atávica forma de 5-7-5 sílabas, la poética, sencilla presencia de eventos urbanos o rurales donde personas, objetos, flora y animales  (cocuyo, hormiga, ardilla, rata o pez) son materia literaria, filosófica y estética del poema. “Por la ribera/perdido: el caracol/hace camino”. Desde su escrutadora mirada y con cada una de sus breves fascinaciones, ¿cómo establecer el contraste literario entre levedad-del-trueno y relampaguear-del-poema, intercambiando ambos sus características y adquiriendo cada cual las cadencias metafóricas o reales del otro? En estos haikus de Alexis Gómez, mediante su forma de percibir, escribir y exteriorizar tal poesía. Más a fondo: vislumbrando con su mirada de poeta polifacético el mundo cotidiano, sin actitudes de interpretación prepotente, ni elucidaciones  intelectuales, mucho menos con reformulaciones metafóricas. Su libro, tres percepciones del mundo vertidas en una obra de tamizada elegancia gracias a las pinturas Sumi-e de Sarah Patricia Castillo, profesora de hatha yoga; y a las fotografías en color y en blanco y negro de Augusto Valdivia, Milton González y Alexis Gómez complementando los haikus,  bien puede aprehender parajes del Caribe,  comarcas de las Antillas Mayores o contornos de cualquier otro territorio hispanoamericano sin que por esto pierdan sus características propias en torno a pormenores topográficos de República Dominicana. Su haiku, heterodoxo, se debe leer sin ceñirse a exigencias de la tradición nipona. ¿Aceptaría, Alexis, la recomendación del traductor y teórico  Vicente Haya? “Si se quiere hacer florecer el haiku fuera de la cultura que le da origen, el modelo debe ser Buson, porque su obra carece de la menor pretensión”. Tiene haikus de logrado tono zen: “Noche arriba/el cocuyo, alumbra/su propia muerte”. El enfoque poético de Octavio Paz y su asimilación del haiku, se inserta en varios de sus poemas, relatándonos fragmentos de su vida. Gómez Rosa se reconoce heredero de las dos grandes corrientes poéticas dominicanas del siglo XX: Postumismo y Poesía sorprendida. No descarta estilos ni formas en el instante de enunciar al haiyin que lo habita. Y este poeta, sin lugar a dudas, reconoce la magnitud religiosa, estética y filosófica del haiku, renunciando al discurso extenso, a las palabras pomposas y la versificación compleja como instrumento de apropiación del mundo. ¿Alguna intención literaria al repetir, invertido, el haiku 56?
BIG DATA ES BIG BROTHER
Umberto Senegal



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¿Tienes un iPhone? Posees mayor amplitud de cómputo que el manejado por la NASA cuando ocurrió la supuesta llegada del hombre a la luna. Si hay lugares nada ficcionales, en tecnologías de información y comunicación donde esté presente el Gran Hermano, proteico como ninguna distopía en ciencia ficción lo ha representado, instrumento de inadmisibles desproporciones humanas que Orwell no llegó a vislumbrar, conviviendo sin compasión con nosotros los proles, interesado solo en planes económicos y políticos de sus administradores, es en el espacio virtual del Big Data, medio encargado de actividades que atañen a sistemas manipuladores de grandes conjuntos de datos. Cuanto Orwell percibió en su novela, es irrisorio, comparándolo con el ámbito del Big Data. El Gran Hermano es pigmeo, confrontándolo con cuanto en nuestra época personifica, para cada uno de los seres humanos, la función y empleo de Big data, manipulando información, practicando vigilancia masiva y fomentando represiones de diversa índole contra la incauta muchedumbre, a la cual se mantiene desinformada, engañada, desorientada, menesterosa y entretenida al máximo para que no pueda ni quiera rebelarse. “A los proles se les permite la libertad intelectual porque no tienen intelecto alguno”. Big Data es un algoritmo que mediante acaparamiento de colosales cantidades de datos y procedimientos para descubrir patrones repetitivos dentro de estos, selecciona y explora, vigila y registra cuanto hacemos en la Red. Mucho puede informarnos Víktor Mayer-Schönberger en su libro Big data: La revolución de los datos masivos. Big Data conoce más sobre ti, que tú mismo. Que tus padres o personas más cercanas. Tu psicólogo o siquiatra son incapaces de escudriñar en particularidades, preferencias o rechazos, complacencias e inconfesables o públicos desenfrenos tuyos, tanto como Big Data. Ni Dios mismo, porque Él te permite privacidad. Pero Big Data, no. Cuanto hace y perfecciona, busca fragmentar tu intimidad sometiéndola a exploraciones de toda clase. Nada tuyo hay oculto, en este momento, por fuera de Big Data. Conoce los sitios que has visitado en Internet. Tu edad y sexo. Todo negocio que llevas a cabo con cualquier tipo de entidades. Tus deudas. Sabe dónde has viajado y a qué velocidad has ido. Cuándo tus relaciones sentimentales desmejoran.  Dónde vives, cuánta familia tienes, quiénes son y si tienes mascota. La pornografía con que te hurgas en internet. Sabe si estás embarazada. Los centros comerciales donde compras. Marcas que te atraen. Qué compras y dónde y cuándo sueles adquirir. Escudriña tu inteligencia. Registra tus miedos. Explora tu música y saborea tus recetas. Si eres emocionalmente estable o no estás satisfecho con tu vida. Tus preferencias en el mundo del entretenimiento. Big Data es hija predilecta de ECHELON, la interceptadora de más de tres mil millones de comunicaciones cada día.